Soy Karen Navarro Rivero, Ingeniero Horticultor egresada de la Universidad Autónoma de Chihuahua y actualmente curso mi posgrado en la Maestría de Ciencias Hortofrutícolas en la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la UACH.
Mi línea de investigación está enfocada en el manejo y uso sustentable de recursos fitogenéticos hortofrutícolas, con énfasis en la caracterización genética de manzana de la región chihuahuense.
Para el año 2050, se proyecta que necesitaremos aumentar la producción de alimentos en un 70% para satisfacer la creciente demanda. Sin embargo, esto resulta desafiante debido al uso intensivo de recursos naturales que están llegando a su límite. Por esta razón, es fundamental conservar los recursos genéticos de las plantas utilizadas en la alimentación y la agricultura para preservar la diversidad genética tanto entre como dentro de las especies vegetales (FAO, 2012).
La gestión de los recursos genéticos debe centrarse en:
Investigar y Evaluar: Estudiar y catalogar los recursos fitogenéticos, evaluando amenazas y potenciales usos.
Recolección y Documentación: Promover la recolección y documentación de recursos, especialmente los de riesgo o utilidad.
Apoyar Comunidades Locales: Respaldar las iniciativas locales para la conservación y gestión in situ de recursos fitogenéticos.
Conservación In Situ: Conservar plantas silvestres relacionadas y colaborar con comunidades locales en áreas protegidas.
Conservación Ex Situ: Implementar un sistema eficaz de conservación ex situ con adecuada documentación y tecnología.
Mantener Colecciones: Asegurar la viabilidad e integridad genética de las colecciones fitogenéticas.
En este sentido, el mejoramiento genético se define como el proceso que nos permite, a partir de un grupo de plantas, desarrollar nuevas variedades mejoradas llamadas cultivares, y que están optimizadas para satisfacer mejor nuestras necesidades, ya sea produciendo más alimentos, siendo más resistentes a enfermedades o adaptándose mejor a diferentes condiciones climáticas. Es una herramienta clave que nos ayuda a avanzar en la agricultura y a asegurar un suministro de alimentos más eficiente y sostenible para todos (Nakayama et al., 2018).
El mejoramiento de las plantas que cultivamos hoy en día comenzó mucho antes de lo que podríamos pensar, remontándose a los inicios de la agricultura. Los primeros agricultores, sin saberlo, empezaron a mejorar las especies al seleccionar las semillas de las plantas que producían los frutos más sabrosos o los que más les gustaban. Este proceso de selección, que comenzó hace más de 10 siglos, sentó las bases para los cultivos que conocemos en la actualidad (Nakamaya et al., 2018).
En México, las actividades de mejoramiento genético se enfocan principalmente en aumentar la productividad, la calidad y la capacidad de adaptación de las especies cultivadas en las que participan activamente universidades e institutos de enseñanza e investigación, como la Universidad Autónoma Chapingo, el Colegio de Posgraduados, la Universidad Autónoma Agraria «Antonio Narro», y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), una institución de renombre internacional. Estas entidades se dedican a mejorar diversas especies cultivadas, contribuyendo significativamente al desarrollo agrícola del país (Ramírez et al., 2000).
Una de esas actividades de mejoramiento genético es el proyecto de investigación No. 146788 (2011-2016), respaldado por SAGARPA-CONACYT, que tiene como meta desarrollar variedades de trigo que sean resistentes a las royas, así como de alto rendimiento y calidad en México. Participan 44 investigadores de INIFAP, CIMMYT, UACH y COLPOS. Se centra en introducir germoplasma, realizar recombinaciones genéticas y seleccionar segregantes. Su propósito es crear líneas uniformes que sean evaluadas en viveros nacionales y ensayos de rendimiento a nivel nacional, promoviendo una producción sostenible (Villaseñor, 2015).
De igual manera en los laboratorios del INIFAP se realizan estudios de caracterización de la diversidad de especies de interés nacional como frijol, maíz, teocintle y chile, entre otras especies cultivadas, así como promover el uso demarcadores moleculares y el intercambio de información entre laboratorios e instituciones (Ramírez et al., 2000).
En conclusión, el mejoramiento genético de plantas se revela como una estrategia crucial para enfrentar los retos de la producción alimentaria del futuro que no solo ha evolucionado desde los primeros esfuerzos de selección en la agricultura antigua, sino que hoy en día se aplica de manera avanzada para desarrollar cultivares mejorados que satisfagan nuestras necesidades alimentarias de manera más eficiente y sostenible.
Este enfoque no solo mejora la productividad y la calidad de los cultivos, también contribuye a una agricultura más resiliente y sostenible. Así, el mejoramiento genético continúa siendo una herramienta esencial para asegurar la seguridad alimentaria global y la preservación de nuestros recursos naturales.
Literatura Citada
Nakayama, H. D., González, M. C., Samudio Oggero, A., Britos, R. M., Mussi Cataldi, C., Cantero, F. A., Benítez, J. V., & Peralta López, I. (2018). Fitomejoramiento participativo del KA’A HE’Ẽ (1ª ed.). Alide Rodríguez Alcalá (Ed.), Sara Paredes (Diseño y diagramación). ISBN 978-99967-0-678-3.
Ramírez V., P., Ortega P., R., López H., A., Castillo G., F., Livera M., M., Rincón S., F., & Zavala G., F. (2000). Recursos fitogenéticos de México para la alimentación y la agricultura: Informe nacional. Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas y Sociedad Mexicana de Fitogenética A.C.
FAO. (2012). Introduction to the International Treaty on Plant Genetic Resources for Food and Agriculture. ISBN 978-92-5-107165-6
Villaseñor Mir, H. E. (2015). Sistema de mejoramiento genético de trigo en México. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, Publicación Especial, 11, 2183-2189. https://doi.org/10.29312/remexca.v0i11.796